12 noviembre 2005

Mini Cabrio y Donatella Versace

El nuevo Mini, fabricado por BMW, es un ejemplo de sólida operación de marketing sobre un producto que, de por sí, tiene muchas virtudes. En otro post analizaré con detenimiento los dos más célebres ejemplos de "revival" de coches con aura de leyenda: el Mini y el VW Beetle. Por ahora me conformo con adelantar que, en mi opinión, el nuevo Mini, en parte por esa política de marketing y en parte por sus propios méritos, se ha convertido ya en un elemento esencial de la iconografía de la nueva modernidad, trascendiendo en mucho el ámbito de lo meramente automovilístico.

La política de publicidad de Mini les llevó a apadrinar en 2005 el evento Life Ball, una subasta benéfica para recaudar fondos que permitan luchar contra el SIDA. En esta fundación coincide también Donatella Versace que, para la pasada edición (julio de 2005) decidió aportar un coche decorado por ella misma a la subasta. Lógicamente el coche fue un Mini, en este caso en la versión descapotable (cabrio, o hasta roadster, para los puristas).

La preparación de Versace es en cierta manera un interesante experimento, dado que la transformación afecta a algunas de las partes del interior, como la tapicería, con el emblema de la firma, que más bien parece el escudo de Agamenón, con la cara de la Medusa Gorgona. Este mismo emblema aparece en el pomo de la palanca de cambios, y en los laterales de la capota. La carrocería queda decorada con unas formas vegetales doradas, de claro recuerdo clásico y renacentista, sobre un fondo negro intenso. La transformación fue realizada en Viena.

Si el resultado final del coche no es demasiado de mi gusto, es justo reconocer que está plenamente dentro de la identidad más esencial de Versace. El motivo de las hojas doradas puede verse también en una interesante edición especial firmada por Versace del teléfono móvil Nokia 7270 en la web de Nokia Austria, una edición limitada que, curiosamente, solo se ofrece en la web austriaca. El conjunto, a primera vista efectista y un tanto barroco (cosa por otra parte no extraña viniendo de donde viene) se muestra sin embargo más elegante, especialmente en lo relativo a la carrocería, al observarlo con más detenimiento. Los "complementos" como faros, capota o pomo de pedrería (inevitable recordar los inefables pomos con moluscos y arena de mar que adornaron tantos y tantos Seat 131, 1430 o 127...) ya no resultan tan convincentes. No obstante, lo interesante del Mini decorado por Versace es la capacidad para prolongar una imagen corporativa y convertir al automóvil, efectivamente, al igual que al teléfono móvil, en un objeto más de su tienda de accesorios y complementos. Diseño en estado puro en el coche, con un toque de distinción discutible pero personal.

*Información obtenida a través de http://www.seriouswheels.com/top-2005-Mini-Cabriolet-Donatella-Versace.htm

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