08 noviembre 2008

Cars, la sinfonía inacabada de Andy Warhol


Andy Warhol es posiblemente, junto a Picasso y Dalí, el artista más conocido del siglo XX, y desde luego uno de los más influyentes, por no decir "el más", en la cultura de masas. Su visión, entre delirante y avanzada, de la relación entre el arte y la cultura popular, es trascendental a la hora de entender esta misma relación, tan cotidiana como poco reflexionada, en nuestros días.

A partir de los años 70, Warhol era ya una estrella mundial consagrada en el campo del arte, y su vida había pasado a ser, como muchas de sus obras, artículo de consumo de masas. Al mismo tiempo, en 1977, Daimler - Benz creaba una colección de arte en la que ir acumulando obras de forma humilde pero decidida, y con la que sumar un valor a la ya larga y laureada historia del consorcio. Pocos años más tarde, con motivo de la celebración del centenario de Daimler - Benz, ambos referentes del siglo XX se unirían en un encargo que se convirtió, a la postre, en la "sinfonía inacabada" de Warhol.

Daimler Benz AG cumplía cien años en 1986, y quiso celebrarlo con un acto que colocase sus vehículos entre las piezas más destacadas de la cultura popular y el arte del siglo XX. Para 1986, Mercedes - Benz era ya historia viva, pero el salto de calidad, la relación abierta con la cultura, y la consideración de diseño único de cualidades artísticas que había tenido antes de la Segunda Guerra Mundial quedaba reducida al mítico 300 SL Gullwing de casi tres décadas atrás y algunos prototipos. Por eso encargar al artista vivo más famoso una serie de cuadros sobre los propios coches destinada a ser expuesta en todo el mundo, empezando por el museo Guggenheim de Nueva York, parecía una gran idea.

Las obras eran estampaciones con colores planos y vivos, al estilo de las Marilyn o Liz Taylor coloreadas de años atrás, pero en esta ocasión los motivos era coches Mercedes. Desde el W125 de 1937 hasta el W196 Streamliner de 1955, los coches más extraordinarios de la marca aparecían en la serie, con un papel destacado para el 300 SL de 1955 o el hermosísimo prototipo C111 de motor rotativo, de 1970. Los coloridos automóviles, en ocasiones dispuestos como mosáico, algo muy característico en toda la obra de Warhol, se desprendían de ese aire grave de los vehículos de carreras o históricos, y entraban bien de lleno en la frívola modernidad del arte de los 80.

Pero en febrero de 1987, durante una intervención quirúrgica sin importancia, Warhol murió, con 59 años. De la colección "Cars", proyectada con 80 obras, a su muerte Warhol había concluído 35 pinturas y 12 dibujos. La colección pasó inmediatamente a formar parte del Departamento de Arte de Daimler AG, y su primera exposición fue en el museo Guggengeim de Nueva York en septiembre de 1988. Desde entonces, "Cars" ha itinerado por el mundo, alternando sedes estables en Tubinga, Nueva York y Berlin, con estancias en ciudades como Madrid o Barcelona.

La serie de Warhol para Mercedes que quedó inconclusa por la muerte del artista no deja de resultar un perfecto colofón a la vida de aquel y la trayectoria de su carrera. El creador que hizo de la cultura popular un arte, y que pensó en un mundo en el que todo podía ser susceptible de ser arte, se rindió al fin al icono más grande de la cultura popular del siglo XX. Si Warhol trató el tema del automóvil sólo puntualmente en algun momento, como en la famosa serie del accidente de tráfico, sin embargo aceptó el encargo de "Cars" quizá porque en los últimos años de su vida había reconsiderado su posición frente a este objeto. De hecho, pocos años antes, en 1985, había realizado la serigrafía "Lemon", sobre el anuncio de DDB para VW.

"Cars", quedó entonces no sólo como la obra inconclusa de Warhol, sino también como una incógnita ¿Hubiera abordado el artista el tema del automóvil de forma más intensiva de no haber muerto prematuramente? Delante de un mosaico con cuatro C111 coloreados, elevando sus alas de gaviota hacia el cielo, quizá podamos pensar sobre ello.

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