04 noviembre 2008

Velocidad Abstracta. La barrera acústica de Utrecht


Los vínculos entre la arquitectura y el automóvil, ni mucho menos empiezan y acaban en la aparatosa y mediática arquitectura corporativa de museos, oficinas centrales y plantas de producción con las que las marcas tratan de elevar su prestigio. De hecho, antes que museos o grandes concesionarios, los coches precisaron de aparcamientos, carreteras, estaciones de servicio y lavaderos, que constituyeron a menudo nuevas tipologías que se crearon según las necesidades iban surgiendo. A lo largo del siglo XX y lo que va de XXI, estas tipologías han ido creciendo hasta dar algunas construcciones de gran interés. Hoy me referiré, a una barrera acústica.

Cerca de Utrecht, junto a la autopista que conduce hasta Amsterdam, se elevauna de las más interesantes barreras acústicas construidas en el mundo. En 2005, ONL, la oficina de arquitectura dirigida por Kas Oosterhuis e Ilona Lénárd, se enfrentó a un fascinante proyecto: crear una barrera para la autopista, que permitiese además colocar en su interior un espacio comercial,una tienda como una gran carlinga de avión. Pensando en las medidas anti-ruido conocidas hasta el momento, no es fácil imaginar algo más elaborado que unos muros elevándose en el borde de la autopista a su paso por alguna zona residencial. Sin embargo la barrera de ONL es un edificio que en sí mismo contiene muchísimo más que un concesionario de coches y que un medio de insonorizar.

La construcción está realizada enteramente en cristal y acero, con la intención de mostrar que la arquitectura no convencional puede también realizarse con materiales convencionales. Una enorme red de cristal y acero que en el centro tiene un gran espacio convertido en la tienda de coches de lujo Hessing. Para ello, ONL desarrolló un software y una fórmula de trabajo que ahorró costes y tiempo, en la cual se diseñaron un gran número de piezas con un relativamente escaso número de cálculos. A lo largo de un kilómetro y medio, la barrera acústica de Utrecht va cambiando de forma, empezando en unos extremos angulosos ofreciendo una arista en la cintura del edificio, hasta ir evolucionando a una forma mucho más orgánica, ovoidal y de gran diámetro, en la que se ubica el concesionario. Eso supone que la forma global de la barrera, tan fluidamente orgánica, haga que prácticamente cada metro de construcción tenga una forma diferente al anterior, aunque sea idéntico en su estructura.

El concesionario se diseñó como un gran reclamo para una zona comercial ubicada justo detrás. En relación a la barrera, se presenta como un gran cockpit de un avión de combate, o de una imaginaria nave intergaláctica, algo que aparece y desaparece en función de nuestro desplazamiento por la autopista, y que en su punto más próximo a la misma hace perfectamente visible el interior desde nuestros coches.

Precisamente la velocidad es el leit motiv de esta construcción, y lo que la hace tan interesante y rica. El hecho de diseñar un edificio que debe ser visto a 120 km/h, y que además tiene la función de bloquear el sonido producido por el tráfico en la autopista, convierte el encargo en algo dinámico y vivo. De alguna forma es un edificio en movimiento, como si en algún momento pareciese que son los conductores los que están parados y la gran barrera la que pasa deslizandose junto a la autopista como una gran serpiente futurista con un pequeño trofeo en su vientre. El trofeo es una tienda de coches de lujo que en cambio parece un gran ojo que observa a los acelerados y pequeños coches que corren a su lado.

La forma del edificio está pensada prácticamente como la de un objeto que debe enfrentar resistencia mínima al viento, y su superficie de cristal ofrece una cara curvada siempre a la autopista que ayuda a disipar el ruido. De la misma manera, el emparrillado metálico que va cambiando de forma parece estar en el mismo origen del dinamismo del edificio.

De algún modo, en la barrera acústica de Utrecht anida el sueño del futurismo y de sus teóricos y prácticos, desde Marinetti a Sant'Elia. Un edificio diferente, con una tipología no existente previamente, y entregada en su forma y fondo al maquinismo y la tecnología dominante en el mundo. Pero su sección triangular y sus formas potentes y expansivas, recuerdan también a la plasmación abstracta del concepto de velocidad y descomposición de la forma con el que ensayaron Boccioni y Balla, entre varios otros. Es inevitable que esas formas de sección triangular, y esa red de rombos deformándose en la "piel" del cristal nos recuerden a las series dedicadas por Balla a la velocidad y los automóviles, como "Velocitá d'automóbile", de 1913 (Galleria d'Arte Moderna di Milano), y sobre el cual hay diversas variantes, o la serie "Velocitá astratta" de la cual hay muestras en la Tate Gallery o el Guggenheim de Nueva York.

 

El proyecto de ONL es, sin duda, de un gran interés y potencia semántica. Quizá no sea casualidad su fascinación por la velocidad y la descomposición de las formas aplicada a la arquitectura o escultura, porque en 2002 fueron los encargados de construír un nuevo monumento a los pilotos de motociclismo, destinado a ser colocado en el mítico circuito holandés de Assen. Después de todo, la velocidad, el paisaje deformado, la contracción del tiempo, el dominio del viento, son ambiciones y sensaciones presentes en la humanidad desde tiempos muy remotamente anteriores a la invención del automóvil, y es previsible que pervivan si un día éste deja de existir.

La barrera acústica de Utrecht en Google Earth, a través dewww.googleearthhacks.com

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