07 marzo 2011

Mercedes Benz Aesthetics: Del diseño al arte, pasando por la naturaleza


La delgada línea entre el arte y el diseño es el escenario de una larga batalla teórica acerca de la definición de cada uno que no siempre conduce a resultados esclarecedores. En ocasiones, determinados objetos de diseño muestran cualidades plásticas y un alto sentido estético y personal del diseñador. En otras, la delgada línea entre el arte y el diseño se define por la singularidad o multiplicidad de las piezas. O a veces es la funcionalidad la que parece decantar la balanza de un lado u otro, lo cual no deja de ser un argumento un tanto caprichoso. Por otro lado, la inspiración del arte en la naturaleza, y el más antiguo y profundo debate en las artes, acerca de la imitación o inspiración en la naturaleza.

En la edición de 2010 del Salón del automóvil de Detroit, el Centro de Diseño de Mercedes Benz, con Gorden Wagener a la cabeza, presentó algo realmente atrevido y con grandes implicaciones: un “Concept Car” que era en realidad una escultura; o al revés, una escultura que tenía forma de “Concept Car”. Ya el año pasado dedicamos un artículo a la imponente pieza en la que un coche (hoy sabemos que era el nuevo CLS) surgia de debajo (¿o de dentro?) de un bloque de metal. En su momento comentamos las importantes implicaciones que esta obra tenía desde el punto de vista de las artes plásticas, pero también de la definición del límite entre Arte y Diseño. La pieza de Mercedes mostraba unas formas que, estando inicialmente determinadas por una función, trasladadas a una pieza inerte y sin más finalidad que la expresión plástica, adquieren una dimensión estética que se olvida casi por completo de la función para adentrarse en un lenguaje completamente diferente.

En la pasada edición del Salón de Detroit, Mercedes volvió a plantear esta interesante disyuntiva presentando de nuevo una escultura en su stand. En esta ocasión algo un tanto diferente a la más “figurativa” escultura con la silueta del automóvil del año pasado. Más bien se trata de una suerte de estructura, como el esqueleto fósil de un gran pez, compuesta por una serie de costillas con dinámicas y al tiempo estilizadas formas que forman una potente composición en la que la masa y el vacío crean un importante diálogo que otorga a la pieza un aire ligero pero a la vez rotundo.

Una vez más, el departamento de Wagener vuelve a explorar los límites entre el diseño y el arte, jugando con el concepto de utilidad y con la reinterpretación del binomio “forma – función”. Quizá, eso sí, haciendo un poco de trampa o, por ser más preciso, partiendo de un punto que no es exactamente el cero. Si la pieza del año pasado contenía los principales estilemas del concepto F-800 (que luego han resultado ser la base del nuevo CLS), esta escultura recuerda poderosamente al concepto F – 400 de 2002, una idea de vehículo que tuvo un cierto impacto mediático en su momento, especialmente por su característica geometría de dirección y su agresivo concepto de dos plazas

El centro de diseño de Mercedes ha denominado esta escultura "Mercedes Benz Aesthetics nº 2", y la justificación de este planteamiento se resume en la frase del director Gorden Wagener "En Mercedes Benz, el diseño de automóviles es una creación artística". Lo que es verdaderamente excitante acerca de este proceso es precisamente el hecho de que Wagener y Mercedes se adentren con esta pieza dentro de un argumentario que retoma el eterno debate acerca del arte y la imitación de la naturaleza. Algo que está en el mismo centro de la teoría del arte, y que se repite desde la fábula de Zeuxis y Parrasio, hasta la famosa afirmación de Goya "mis maestros son Velázquez, Rembrandt y la Naturaleza". Dicen los de Stuttgart que sus formas están inspiradas en los cañones y montañas, en la forma de la Mantarraya, o en la de la columna vertebral. Algo que, leído todo junto en el dossier de prensa de Mercedes, suena bastante sugerente, y hasta un tanto artificioso.

Lo verdaderamente interesante de este proyecto "Mercedes Benz Aesthetics" que acaba de presentar su segunda pieza, es el posicionamiento de su equipo de diseño en el mapa teórico del arte y el diseño. Presentando una pieza que marca unas líneas estéticas del futuro del diseño de la marca, pero en absoluto funcional, los límites entre el arte y el diseño se ponen completamente en crisis. La pieza es obra de un equipo de diseño de una marca, y su función es probablemente la comunicación e imagen corporativa, por no mencionar que sea un laboratorio de ideas para futuros coches del fabricante. Si atendemos a esto, parece que el Aesthetics nº2 no se sale de los cánones del diseño. Pero es una pieza única, creada tras una profunda reflexión estética, y sin más función que la expresión plástica de unas ideas ¿No es eso esencialmente el arte?

Lo que sucede es que a estas alturas es terriblemente difícil trazar una línea la cual deje a un lado el arte y a otro el diseño. Los límites son muy difusos, especialmente cuando en el mundo del arte entra la industria y la reproducción en masa, o cuando el diseño alcanza un estatus que le coloca en un estrato de la reflexión plástica más puro y honesto que el que ocupan muchos artistas. Los fabricantes de automóviles han sabido ocupar este espacio difuso con mucha habilidad, pero no sólo de cara a la comunicación y la publicidad, como hemos relatado ya en muchas ocasiones en este blog. También lo han hecho incorporando cada vez una mayor actividad creativa a sus Centros de Diseño, especialmente a sus "Departamentos de Arte". El automóvil, además, lleva ya camino de siglo y medio entre nosotros, y su influencia y retroalimentación con la cultura popular es muy fuerte, de modo que también la evolución y reflexión en torno a sus formas tiene un fuerte impacto no sólo en dicha cultura popular, sino en el mundo más tradicional de las artes.

El "Mercedes Benz Aesthetics nº2" es un hito porque confirma una tendencia. No deja de ser un "Concept", pero el envoltorio teórico del que el equipo de Wagener lo ha revestido hace que se acerque un poco más a la idea de que el diseño de automóviles puede tener rasgos tan potentes de creación artística que nos resulte difícil distinguir al uno de la otra. Desde luego, si la inspiración es la naturaleza, quizá comienza a llegar el momento de reescribir la fábula de Zeuxis y Parrasio...



* Imágenes y dossier de prensa vía www.seriouswheels.com

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